Con Osasuna en una buena situación clasificatoria, no paran de aumentar las críticas hacia el equipo por la racha e imagen ofrecida.
En la tercera temporada consecutiva en la máxima categoría los rojillos atraviesan un momento de dudas acerca de hacia donde va el equipo. Hace dos años, con la inercia del buen y atrevido juego de la anterior campaña, Osasuna gustaba a todos por lo divertido y valiente de su juego. La lesión del Chimy Ávila cambió al equipo, pero seguía siendo igual de competitivo. El año pasado ya se vio algo diferente en cuanto a propuesta y resultados en gran parte por las numerosas bajas que castigaron a los de Arrasate. Esta temporada empezó de otra forma, con un Osasuna aclamado por pelear los partidos, mandando en casa y ganando fuera. Más allá de merecer más o menos puntos, el equipo no se rendía y generaba peligro en momentos clave. Todo cambió en Villarreal, la última victoria, allá por octubre. Arrasate decidió alinear a tres centrales ante un rival de superior calidad. El guión salió perfecto, con un tanto tempranero, con un portero salvando goles, con la defensa a gran nivel y con un delantero que aprovechó un regalo rival en los minutos finales. Entonces llegó el Granada a El Sadar, con la opción de dormir líderes. Y ahí se sufrió el primer revés, ya que pese a ser superiores y llegar con ventaja al minuto 90, una desafortunada acción evitó el triunfo rojillo. Siguiente parada, el Bernabeu, y de nuevo el sistema de tres centrales. No pudo salir mejor en el campo del favorito al título. Se frenó al jugador más en forma de la Liga, se puntuó e incluso se pudo ganar. El plan había salido casi perfecto, los halagos el entrenador se multiplicaban, y el sistema ganaba adeptos. Un calendario prohibitivo, rotaciones, y falta de fortuna evitaron sumar las siguientes jornadas. Y llegamos al partido del Wanda Metropolitano. De nuevo tres centrales, por supuesto. El encuentro estaba saliendo incluso mejor que ante el Real Madrid, con Osasuna sin sufrir tanto, si bien no tuvo opción de ganar, y con un punto prácticamente en el bolsillo. Hasta que se falló en los minutos finales y se volvió a perder. Ahí comenzaron las dudas sobre si era mejor especular y jugar a empatar ante rivales que, en cualquier momento, te pueden ganar. Hace no mucho Osasuna era valiente, peleaba de tu a tu a los rivales, y si bien podía perder igualmente, al menos tenía sus opciones de ganar.
Con el disgusto reciente, una racha importante sin victorias, y la visita de un equipo en descenso y sin entrenador parecían los ingredientes perfectos para que los navarros recuperaran la buena imagen y los triunfos en El Sadar. La salida fue intensa, el equipo se adelantó, pero un error defensivo puso el 1-1. Los fantasmas volvían y para colmo las mejores ocasiones a partir de ahí fueron del rival. Sólo en el tramo final se volvió a ver a un Osasuna que iba a ganar. El empate supo a poco, preocupó de nuevo y sólo se podía hacer bueno ganando al Levante en su campo. Y ahí es cuando llegamos al partido de ayer, el que ha terminado de enfadar a gran parte del osasunismo. En fútbol no te puedes fiar de nadie, y los rojillos visitaban a un equipo con un enorme potencial ofensivo y que la pasada campaña superó por mucho a los de Arrasate en El Sadar. Pero ir al campo del colista a empatar, como pasó el año pasado en Huesca, alineando de nuevo a tres centrales ante un conjunto que acumulaba 23 partidos seguidos de Liga sin ganar no hace reconocible a este Osasuna. Y no hablemos ya cuando, en el minuto 61, se deja al equipo sin delanteros. El empate no era malo, está claro, hay renta, se suma, y se mantiene el descenso lejos. Pero el mensaje conservador que está mandando últimamente el equipo no es nada positivo.
Esto es fútbol profesional, nadie regala nada y cada punto cuesta mucho conseguirlo. Además Arrasate tiene crédito de sobra, y se ha ganado el respeto de todos. No se puede poner en duda su buen hacer, y si el año pasado en descenso con 13 partidos sin ganar se le apoyaba, ahora todavía más. Eso no quita para comentar el cambio de tendencia que está sufriendo Osasuna, en ocasiones demasiado especulativo y buscando empates que a veces llegan y a veces no. Echo de menos el Osasuna de hace no mucho, y ahora viene el Barcelona (a sólo dos puntos), al que se le empató 2-2 nada más ascender con un fútbol que hoy en día no realizamos, por tanto: ¿qué partido veremos en El Sadar?
Pero si Osasuna sigue en la dinámica d ls últimos partidos, sufriremos para mantener el puesto actual. Yo no sé cuál es la causa del descenso de juego, de estrategia de táctica, de ganas, de furia, pero Osasuna no es el d la 2a vuelta del año pasado ni el de la primera parte d ésta primera parte, pero q hay algo x q es inexplicable lo mal q juega a pesar de la clasificación.