Es difícil encontrar una temporada similar a la que está viviendo el conjunto rojillo en esta 18/19. Son líderes en solitario, imbatibles en El Sadar y con la afición volcada.
Atrás quedan las dudas de inicio de temporada, con tres derrotas en las cinco primeras jornadas y una dura eliminación copera ante el Reus. El equipo se fue formando poco a poco, los jugadores principales fueron cogiendo la forma y la grada no dejó de animar. Las victorias se empezaron a sumar en El Sadar, con la remontada al Málaga, líder en ese momento, como verdadero punto de inflexión. Después se logró el triunfo en el descuento en Extremadura y la racha ya no paró. Desde noviembre Osasuna es el equipo más en forma del campeonato, jugando con una confianza tremenda y superando a prácticamente todos los rivales que se enfrenta. Con 13 victorias en las últimas 17 jornadas, los de Arrasate están en lo más alto de la tabla a falta de 14 jornadas. El técnico ha sabido transmitir la competitividad a todos los miembros de la plantilla, que cuando les toca jugar suman. El Sadar es hoy por hoy inexpugnable, con una comunión entre jugadores y grada que no existía la pasada campaña. Para encontrar una temporada en la que se haya podido disfrutar tanto seguramente habría que rememorar la de Javier Aguirre con la posterior clasificación para Champions, las eliminatorias de Copa de la UEFA, tramos de temporada del regreso de Raúl García o el último ascenso de Martín. Si bien en estos últimos no había esa sensación de dominio que transmiten hoy en día.
Catorce partidos son todavía muchos, las distancias en esta categoría son cortas y todavía queda mucho trabajo por delante. Pero sólo por lo vivido en El Sadar las últimas semanas se puede decir que este año ya ha merecido la pena. Ahora queda lo más difícil, terminar de concretar el objetivo.