A pocos días del inicio oficial de la competición Osasuna ha sufrido un tremendo varapalo, y desgraciadamente no es el único en lo que va de año.
La fortuna no es un aliado habitual del equipo navarro, que en los últimos años ha vivido numerosas bajas de larga duración como podemos ver en el artículo enlazado: lesiones. Con la llegada de 2020, estando el equipo bien clasificado y coincidiendo con la efeméride del centenario, la ilusión era máxima entre los aficionados rojillos. El año ya comenzó torcido con la primera lesión del Chimy Ávila, que dejaba al equipo sin su máximo goleador y al club sin una posible venta de 25M€. Después llegó la pandemia, el equipo regresó a la competición hecho un bloque, superando la lesión del argentino, logrando la salvación a falta de cinco partidos y pensando ya en la que iba a ser una temporada histórica. Obligados a aparcar los eventos de tan importante celebración, con el Chimy ya recuperado y el nuevo Sadar en proceso volvía ese halo de esperanza de cara a la nueva temporada. Sin embargo el mercado de fichajes no comenzó bien, escapándose en la recta final la ambiciosa cesión de Kubo, sabiendo que era imposible el regreso de Estupiñán, y tardando en llegar los refuerzos. Llegó la lesión de Brasanac, y todavía faltaba el plato de mal gusto definitivo, una nueva rotura de ligamentos del Chimy Ávila cuando se había recuperado de la anterior siete meses después.
La desgracia no debe desviar a Osasuna del camino, el sábado hace falta que todos hayan asumido lo sucedido y estén centrados en la importancia de ganar el partido de Cádiz. El argentino deberá comenzar una nueva recuperación y darlo todo para soñar con estar en los partidos finales, y sus compañeros deben luchar para conseguir los máximos puntos posibles sin él, como ya hicieron desde febrero. Braulio tiene trabajo doble, ya que ahora la necesidad de ficha es mayor, donde iba a venir uno quizá vengan dos, y encima en las negociaciones se sabe de la necesidad y tendrá que ser firme para no sobrepagar. Esto es fútbol profesional, y todos deben estar preparados para este reto. Como dijo ayer el capitán Oier, habrá que arropar al Chimy y seguir trabajando, porqué realmente no queda otra opción.
El equipo siempre debe mirar hacia adelante. Siempre hacia adelante.
Fuerza!