Ayer el colegiado madrileño Pizarro Gómez perjudicó gravemente a Osasuna con algunas de sus decisiones. Los rojillos se vieron obligados a jugar casi todo el partido con uno menos y vieron como se les anulaba un gol legal.
Poco duró Cedrick sobre el terreno de juego debido a sus diferencias con el árbitro. En el minuto 2 el congoleño fue empujado, falta que señaló Pizarro Gómez y que provocó una exagerada protesta del extremo que acabó con amarilla. Fue en el minuto 16 cuando llegó la polémica acción. Cedrick se internó en el área, cayó sólo y se levantó al instante para ir a presionar al rival. El árbitro lo entendió como un piscinazo, paró el juego y mostró la segunda amarilla. Decisión exagerada y errónea que marcó el resto del partido. Después llegaron las numerosas amarillas a los navarros, las perdonadas a los numantinos y el gol legal anulado a Raoul Loé.
Sin embargo lo curioso llega cuando uno recuerda que en el Mirandés-Osasuna, partido para olvidar que supuso un punto de inflexión, Cedrick fue objetivo de penalti en el minuto 85, el árbitro pitó y, mientras el congoleño celebraba el penalti, se llevó las manos a la cabeza al descubrir que se le amonestaba por tirarse. Ese colegiado que evitó un posible empate fue Pizarro Gómez. ¿Casualidad?
Vaya alicancano el árbitro. No tiene nivel ni para pitar en alevines.
Seguro q ni siquiera lo meten en la nevera.
El árbitro un cabrón con pintas. Menudo figura el tío.