En la victoria ante el Elche se pudo ver como Javi Gracia empieza a cambiar la forma de jugar del equipo. Con muchas cosas por mejorar y sin realizar un gran encuentro, los rojillos fueron capaces de sacar adelante un partido trascendental.
El del viernes era un partido que había que ganar y Osasuna se valió de una inesperada efectividad y de un portero en estado de gracia. Además, la defensa se mostró más segura y concentrada que en las jornadas anteriores y el doble pivote realizó un partido esperanzador. Roberto Torres es el jugador que simboliza el cambio y, a pesar de su mes de baja, debe ser fundamental en el esquema navarro ya que aporta descaro, calidad y disparo, carcacterísticas que Osasuna echaba de menos desde hace mucho tiempo. De todas formas no hay que individualizar en un solo jugador y sí valorar que diferencias hay respecto al equipo de Mendilíbar.
La defensa adelantada ya es historia, lo que evita que Andrés tenga que jugar tanto con los pies y que los delanteros rivales pongan en apuros a los centrales tras ganarles la espalda. También se puede apreciar como el mediocentro defensivo se une a la línea defensiva para ayudar en la salida del balón para mejorar la transición de juego. Además, ya no se abusa tanto de las jugadas individuales de los extremos que acababan en centros al área fáciles de despejar para los defensas rivales. Javi Gracia no renuncia al pase largo, pero se usa para buscar a Oriol Riera que es perfecto para ganar balones y generar segundas jugadas.
Todavía queda mucho campeonato y mucho por mejorar, pero ante el Elche se vieron los primeros destellos de lo que puede ser Osasuna con el entrenador navarro. Era fundamental sacar el partido adelante, ahora toca hacer de los rojillos un equipo competitivo cada semana.
Esperanzados con el resultado pero nada optimistas con el juego pues hay que mejorar muchas cosas.
En el Calderón no hay nada que perder y si mucho que ganar.