La operación Kubo ha supuesto un golpe de realidad tremendo en el osasunismo, que ya veía como se iba a hacer con un talento que al final parece que no llegará.
El mercado de fichajes es una época que sirve para que las ilusiones se disparen, sobre todo cuando una promesa mundial se acerca a tu equipo. Durante días Osasuna peleaba con multitud de equipos, y no en igualdad de condiciones precisamente. Sin embargo, una serie de argumentos como la elocuencia de Braulio y Jagoba, el centenario, el proyecto rojillo e incluso adidas, acercaban a Kubo de forma muy seria. La operación no era fácil, ya que tenía detrás un desembolso económico nunca visto en Osasuna. Ayer llegaba una noticia terrible para la posible cesión, y era que el Villarreal se entrometía en la operación. Un equipo que juega competición europea, un entrenador de reconocimiento internacional y sobre todo un mayor potencial económico echaron por tierra las ilusiones del club.
Con el jugador ya lejos, es momento de admitir su dificultad y de verlo desde un prisma positivo, no habrá brecha salarial, ni miedo a un imprevisto que echara por tierra una inversión. Y sobre todo se podrá utilizar ese dinero para buscar una alternativa que sea importante en Osasuna, a ser posible en propiedad.
Pues adios. Otro vendra