Se despide uno de los jugadores más emblemáticos de la última década en Osasuna, con 353 partidos a sus espaldas y dos ascensos.
El de ayer no fue un día fácil para la afición rojilla, tocaba decir adiós a Roberto Torres, pero sobre todo agradecerle su trayectoria en Osasuna. El hasta ahora capitán fue clave por juego y goles en los ascensos de 2016 y 2019, que han salvado económica y deportivamente al equipo. No se puede negar que el final ha sido amargo, aunque nunca es fácil poner fin a jugadores tan queridos e importantes. El fútbol es así de ingrato, y el tiempo y la competencia te dejan fuera de un día a otro. Su final ya estaba encaminado desde verano, aunque se ha precipitado de repente para marcharse en este mercado de fichajes a Irán. El de Arnedo fue su último encuentro, el 353 que le deja como séptimo con más partidos de la historia, y en el que dejó una bonita asistencia a Kike García. En Anoeta no pudo despedirse, en una decisión con algo de polémica, pero que como él explicó elegantemente no hay que darle más vueltas de las necesarias porqué ya ha pasado.
En estos casi 12 años ha marcado 60 goles, siendo el segundo con más tantos en los últimos 40 años.