Uno de los partidos más esperados para la grada acabó de la peor forma. En la previa había quedado de lado lo deportivo debido a los posibles traspasos de Raoul Loé y Silva. Al final el varapalo fue completo, ya que ni el resultado del encuentro, ni la venta de Raoul Loé acabaron como se quería.
Los errores de Lotiès y Andrés ‘maquillaron’ el mal inicio general. Aunque los goles se atribuyen a esos fallos particulares, la realidad es que los de Valverde pasaron por encima del sistema táctico de Javi Gracia y podían haber marcado incluso más tantos. La presión de los atacantes bilbaínos machacó la salida de balón rojilla y produjo que fuera imposible jugar en posiciones avanzadas. Por suerte la única jugada de ataque para los navarros acabó en gol al transformar Armenteros una falta directa, pero Osasuna no era capaz de hacer daño a la defensa rival. El entrenador pamplonés se dio cuenta y buscó una variante en su esquema al dar entrada a Acuña por Cejudo, pero ni así fueron capaces de explotar un fútbol directo como el que se usaba años atrás. Valverde había preparado a la perfección el encuentro y fue capaz de llevárselo de forma contundente.
Lo más negativo es la sensación que dejan de apenas haber competido, de no tener el encuentro bien preparado y de ser incapaces de dar la cara ante un rival que debía motivar al equipo. La reacción no llegó y, aunque hubo opciones de empatar a media hora del final, la diferencia fue notable desde el pitido inicial.
Ahora hay que pensar en hacerle un roto al Villarreal y así olvidar el desastroso partido de ayer.
Perder así y encima con los manguis del bocho no tiene perdón.
Vaya palo sobre todo después de cinco partidos sin perder.
Todos los equipos de la zona de abajo se están moviendo mejor que Osasuna en cuanto a posibles fichajes y nosotros a vender todo lo que se pueda.