Después de una mala temporada se ha consumado el descenso matemático del filial rojillo. Los de Amatriain no pasaron del empate ante la Peña Sport, y ya no tiene opción de lograr la permanencia.
Ha sido un año complicado para Osasuna Promesas, que en ningún momento encontró su estilo de juego ni fue capaz de ser competitivo. La cantidad de cambios respecto a la temporada anterior, una planificación en entredicho y un entrenado incapaz de hacer reaccionar al equipo han sido definitivos. La próxima campaña volverán a competir en Tercera División, categoría en la que no podrá participar el Iruña debido a este descenso. Por lo que de no lograr el ascenso a Segunda B tendrán que descender a Primera Autonómica.