El pasado verano había una ilusión en la afición rojilla que eclipsaba gran parte de la crisis que vivía el club. El descenso, un presidente decepcionante y graves problemas económicos hipotecaban la futura plantilla, pero eso daría la oportunidad a varios jóvenes navarros.
Osasuna tenía que vender y dar la baja a numerosos jugadores del equipo, además no podía fichar y existía un límite de fichas para confeccionar el equipo que dispondría Urban para afrontar el ascenso. En ese momento la cantera cobraba un gran protagonismo, ellos completarían las convocatorias y tendrían muchas oportunidades a lo largo del campeonato. Para empezar, varios de los jugadores del Promesas hacían la pretemporada con el primer equipo, y poco a poco serían más los que pelearían por hacerse un hueco. Pera nada más lejos de la realidad, ya que ni los más prometedores están teniendo apenas la ocasión de reconducir la pobre situación de los navarros. José García y Enrique Barja eran los que parecían tener más futuro, sin embargo el primero ha disputado sólo 96 minutos en Liga y el segundo ni siquiera ha podido saltar al césped. Lo mismo ha pasado con Berenguer, que destaca en la banda del filial, y con De Frutos que no pudo jugar ni aunque no hubiera otro lateral. Sólo Kodro, que realmente es un fichaje, Merino y David García están siendo utilizados por el polaco. Duele ver como lo que ilusionaba a toda una afición se va desvaneciendo poco a poco. Y es que la realidad es que Osasuna está cuajando una pobre campaña sin ni siquiera dar la oportunidad a los que vienen de abajo.
Mientras, el Promesas es líder y en el destacan esos futbolistas que para Urban no están preparados para jugar en el primer equipo. Ese equipo que no para de perder partidos mientras el tiempo se escapa.
Una pena pero así está siendo. Los veteranos no paran de perder y la cantera sin oportunidades. Que envidia me da el Sporting de Gijón con canteranos a manta.