La jornada más amarga

Osasuna parecía tener en su mano la salvación, con sacar adelante un par de los partidos que restaban en El Sadar, iba a lograr la permanencia un año más. Sin embargo los rojillos no han sabido ganar en su estadio, y el resto de rivales han sumado todos de golpe en una jornada para olvidar.

La jornada 36 comenzaba con los navarros fuera de descenso, se especulaba que con 4 puntos de los 9 que quedaban por disputar, se iba a lograr el objetivo. Los primeros encuentros del sábado no fueron positivos para Osasuna, ya que el Getafe logró un valioso empate en el Camp Nou con un gol con mano previa y otro en el tiempo de descuento, para que todavía doliera más ese punto. Después el Elche, con un golazo desde 30 metros, ganó al Málaga y se escapó cuatro puntos por encima de los rojillos. Hasta ahí iba mal la cosa, pero todavía quedaba enfrentarse al Celta y hacer olvidar esos resultados. Sin embargo los de Javi Gracia perdieron por 0-2 y se asomaron un poco más al abismo. Quedaban los partidos de Valladolid, Almería y Granada, para al menos encontrar un resultado que acompañare, pero nada más lejos de la realidad. El Valladolid ganó al Espanyol y sentó mal por partido doble, ya que los castellanos empataban a puntos con Osasuna, y además evitaban que el Espanyol jugara salvado el domingo. El partido más amargo todavía estaba por jugar, y es que el Almería, con un jugador menos y 1-2 en contra en el marcador, dio la vuelta al partido. En el 92 hubo penalti sobre un jugador del Betis que no se señaló, y en el 93 marcaron el gol de la victoria que metía a Osasuna en puestos de descenso. Parecía que nada más podía salir mal, hasta que el Granada empató en fuera de juego en el minuto 93 a la Real Sociedad y evitaba que los navarros dependieran de si mismos para salvarse.

Una auténtica jornada para olvidar por varios motivos. El primero la derrota y la imagen dejaba por los rojillos, el segundo que sumaran todos los rivales, sobre todo de esa manera, y el tercero que el Espanyol todavía esté obligado a puntuar para lograr la salvación matemática por muy remotas que sean sus opciones de descenso.