La sensaciones de Osasuna en las cuatro primeras jornadas no han sido positivas, ni siquiera en los dos partidos que se han logrado empatar. El panorama no parece muy alentador, y la sensación de inferioridad es evidente en un equipo todavía en periodo de adaptación.
El cuadro navarro no parece explotar su sistema, ni encuentra un equipo titular base, dejando dudas en todas las líneas. En la defensa falta serenidad, en el centro del campo equilibrio y en ataque determinación. En la defensa hay una sensación de pánico mayor que la confianza que se espera de los jugadores que ocupan esa posición, habiendo demasiado nerviosismo en cada ataque rival. En el centro del campo no se para de variar, con una falta de criterio en la creación tan grande como alargada es la sombra de Merino. En ataque hay tantas dudas como alternativas existen. Demasiados jugadores para pocos puestos, y muchas mezclas entre ellos sin estar clara la jerarquía entre los delanteros.
Lo bueno para Osasuna es que el equipo está vivo en la clasificación, y que queda mucha temporada por delante para que Martín de con el sistema y el equipo. La entrada de Roberto Torres puede ser el punto de inflexión que necesita el juego ofensivo rojillo.
Muy flojos