Mañana la carrera de Patxi Puñal como futbolista echará el telón en El Sadar con la permanencia de Osasuna en juego. Será un partido difícil que merece acabar de la mejor manera para que el navarro se despida como merece.
El capitán es un ejemplo de profesionalidad y osasunismo, aunque su mito no llegó hasta su madurez futbolística. Sus inicio en el primer equipo no fueron fáciles y su debut en la máxima categoría no le tuvo lugar hasta prácticamente los 26 años. Eso no ha evitado que juegue 419 partidos en Primera División y más de 500 con la elástica rojilla. Para muchos Puñal es un referente, un bastión y un espejo en el que mirarse. Por todas esas razones, se merece despedirse como lo hizo Cruchaga, logrando la salvación en la última fecha.
Todo final diferente sería injusto con uno de los jugadores más emblemáticos de la historia del club. El 10 quedará huérfano sin él y el brazalete pasará a pertenecer a Miguel Flaño. Ojalá mañana podamos ver a Puñal sobre el césped tirando del equipo y celebrando una nueva salvación.
A ver si como despedida el gran capitán nos deja en primera.