Osasuna recibió en la tarde de ayer su tercer gran correctivo de la temporada, aunque esta vez ante un rival inesperado. En el Camp Nou fueron 8 goles, en el Bernabeu 7 y ahora en Vallecas son 6 los tantos que recibieron los navarros.
Tras caer en los campos de los dos grandes de la Liga, hubo lugar para las críticas, pero con cierta comprensión por la excesiva diferencia que existe hoy en día entre ellos y el resto. Además, superó ambas goleadas encadenando varias jornadas sin perder consiguiendo que no les afectaran semejantes varapalos. Por suerte para Osasuna, el martes hay una nueva jornada y tendrán la oportunidad de resarcirse de tan vergonzoso encuentro. Los resultados han acompañado en parte y, a pesar del ridículo, las opciones europeas siguen intactas al seguir en la sexta posición, aunque con más invitados a la pelea por esas dos plazas de Europa League.
El siguiente rival será el Espanyol, otro implicado en la lucha europea y que tiene ciertas similitudes con el Rayo Vallecano. Son también un conjunto con buen trato de balón, que tiene unos jugadores muy desequilibrantes en ataque, aunque hay irregularidad en sus resultados. Osasuna encuentra siempre en el Sadar su mejor cara, así que confiaremos en que, después de dos malos planteamientos, Mendilíbar de con la tecla y se obtengan los tres puntos. La autocrítica es muy importante, y las palabras tan duras que se están escuchando desde ayer deben servir para mejorar y seguir hacia adelante. Una vez que se de el pitido inicial, las críticas deben quedar a un lado, los seis goles deben olvidarse, y sólo queda animar a los rojillos para lograr ese objetivo que todavía es posible.
Osasuna va cuesta abajo y sin frenos desde que se consigio la permanencia en Levante, dos derrotas seguidas y aun así seguimos en Europa, lo merecen los aficionados rojillos que fueron a Vallecas.
Muy comprensivos estamos siendo con este equipo. El sabado hicieron el ridiculo y, por mucho que vayan 6ºs, fue una vergüenza para el aficionado. Ademas que el estar en europa es mas por demerito de los rivales que por nuestros propios logros.