Un premio merecido

El nombre de Kike Barja lleva mucho tiempo sonando con fuerza en el universo rojillo y por fin, después de años de reivindicaciones, está teniendo la oportunidad que se había ganado a pulso.

El navarro viste la elástica de Osasuna desde que era un niño, a pesar de la insistencia que ha habido siempre por llevarle a Lezama. Ya en edad cadete decidió seguir en Pamplona y su intención no ha cambiado ahora que está contando para Diego Martínez. Internacional en categorías inferiores de la selección española y destacado en todas las etapas de formación de Tajonar, ha llegado para quedarse. Su andadura en el primer equipo comenzó de la mano de Urban, que con el descenso y la prohibición de fichajes tiró de varios jugadores del filial. Tras unos encuentros en el banquillo, no llegó a debutar y fue Martín el siguiente en llamarle sin darle tampoco la alternativa. El año pasado, siendo un jugador más maduro y destacando en Segunda B no contó tampoco con oportunidades y fue en la última jornada cuando al fin le hicieron debutar y mejoró su situación contractual. Este verano se anunció que iba a tener ficha del primer equipo y se esperaba que fuera un jugador utilizado. Sin embargo un nuevo revés retrasó su momento. El club le hizo ficha del Promesas y no tuvo minutos salvo en Copa del Rey. Sus actuaciones en el Promesas y la necesidad de Osasuna por tener un jugador de sus características hacían inexplicable que no tuviera opciones, pero él siguió trabajando y esperó su momento. Fue ante el Valladolid cuando Diego le dio unos minutos en el segundo tiempo, y Barja no decepcionó. Su salida revolucionó el partido, coincidió con la remontada y tuvo tiempo de marcar gol. Desde ese día cogió la titularidad y no la ha soltado, siendo el mejor rojillo el pasado viernes y demostrando que va a hacer disfrutar durante años a la grada del Sadar.

Tiene ontrato hasta 2021, más dos años opcionales, y una cláusula de 4M€. En un año en el que la cantera no está teniendo las oportunidades esperadas, Barja es el nombre que ilusiona a una afición que por momentos no reconoce a su Osasuna.

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